Entonces te paras en frente a tus oyentes
El auditorio siempre es inmenso, (o quizás es que uno se siente chico)
Los nervios juegan con vos, hasta el primer o segundo acorde,
Pero después, después sos vos, y volas perdido de horizonte,
Experimentas el vértigo, y finalmente te posas tras una maniobra de descenso
En la calidez de un aplauso.
El auditorio siempre es inmenso, (o quizás es que uno se siente chico)
Los nervios juegan con vos, hasta el primer o segundo acorde,
Pero después, después sos vos, y volas perdido de horizonte,
Experimentas el vértigo, y finalmente te posas tras una maniobra de descenso
En la calidez de un aplauso.
1 comentario:
Siempre tan talentoso y original.
Siempre tan expresivo.
Lucas, te quiero mucho, y me gustó mucho este post. Es lo que yo siento cuando actúo, no son nervios ni pánico escenico, sino el miedo a no poder hacer una devolución al público que con tantas ganas oye y vé lo que estás haciendo. Es maravilloso el primer aplauso. Es maravilloso el último.
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